La tierra no es únicamente lo que percibimos con la vista como paisaje, también es lo que surge de sus entrañas. Para conocerla es necesario grabar la tierra, como cuando se ara para cultivarla. Tomar un pico o un azadón e introducirse con determinación dentro de su ser, abrir un hueco en su superficie y contemplar su cuerpo por dentro, olerla, tocarla. Se necesita amasarla, rozarla, colocarse en el surco, en el hueco cerámico, y dejar que esta materialidad te arrope, te contenga hasta volverte ella. Entonces, el cuerpo ahora es territorialidad, materialidad, se difuminan los contornos y se confunde con ese otro inmenso cuerpo que es el territorio, el planeta, el universo. 

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Si mi cuerpo es una forma, y la tierra el espacio que la contiene. ¿Puedo concebirme a mí misma como parte del paisaje, de esa tierra que conforma el suelo en que habito? ¿Es real que estamos hablando de dos entidades o materialidades distintas? ¿Somos ella y yo la misma? ¿Puede la identidad traducirse en forma, cuerpo, mapa o territorio? ¿Puede el territorio ser entendido como un cuerpo o viceversa?

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Cúmulos y paisajes surge de estas reflexiones en las que exploro, desde la cerámica expandida y la combinación de materiales, activaciones poéticas como trazar un dibujo de mi cuerpo con tiras de barro, haciendo referencia a los métodos de construcción manual empleados en cerámica, de tal manera que, al trazar mi silueta, me construyo vasija, conformando las paredes que demarcan un contorno o límite; así también, en otro grupo de obras, recupero azulejos de descarte para intervenirlos con diversos barros locales e industriales. Se trata de pequeños gestos en los que la tierra regresa simbólicamente a su lugar de origen, la montaña.

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A partir de estas acciones cerámico-gráficas e instalaciones transdisciplinarias, se crean remanentes-esculturas; acumulaciones de memorias que de manera intermitente habitan la materia, el cuerpo y el contexto, reclamando el reconocimiento de saberes ancestrales, místicos y míticos, en donde la relación entre el cuerpo y el entorno se entiende como un todo.

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Ana Gómez

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Selma Guisande, curaduría