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Confabular cotidianos

Vanessa Freitag

Confabular Cotidianos nos plantea paisajes domésticos para pensar de manera lúdica e intuitiva el ejercicio de lo cotidiano; al concebir la exposición pensábamos en el recorrido dentro de un hogar, es así que la muestra se presenta a través de tres núcleos: el jardín, el espacio de lo corporal y lo onírico. 

 

Concebido como un lugar heterotópico, en el “jardín” se yuxtaponen esculturas que dialogan desde el terreno de los materiales y sus posibles historias contenidas. A manera de cosecha, la ropa, los hilos, telas, artesanías y recuerditos, son cuidadosamente elegidos y recolectados por la artista en bazares, tianguis o ventas de garaje para después entrelazarlos en “exóticas plantas” relacionales que también pudieran evocar pequeños nidos. 

 

Por otro lado, los “vacuolos” son formas construidas de tal manera que aluden a células, esculturas que se estiran y se aplanan condensando en su interior formas tejidas o encontradas, así como pequeños objetos que refieren a los cuidados, el alimento, el calor y el espacio de lo íntimo y lo privado; algunas de estas piezas parecieran tener un carácter sutil, sin embargo, también cuestionan los roles de género y con pulso contenido, nos sitúan en el terreno del voyerismo, ¿de cuántas formas transitamos lo corporal?

 

Como si se tratara de un sueño, las esculturas “oníricas” se forman a partir del cúmulo y desplazamiento de objetos, que, por su escala o posición dentro de la obra, intencionan la conexión con el imaginario.  Aquí, vasijas, teteras, artesanías, tejidos y demás objetos de uso doméstico y corporal que pertenecieron a otras personas, se convierten en guardianes de historias y memorias, detonantes de fábulas. 

 

La muestra nace del interés por traducir estas temporalidades e historias en arreglos escultóricos: el proceso de tejer, agrupar, anidar, entrelazar y sostener con el tejido, contribuye a dar forma a narrativas inventadas, sin un preámbulo específico.


 

Vanessa Freitag


 

Selma Guisande, curaduría

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