BAJO ESTE SOL TERRIBLE
marco lópez valenzuela
Morelia 1994
Bajo este sol terrible
La tierra arde...
Esta exposición es una reflexión poética sobre la transformación del paisaje. En primer término, gira en torno a cómo la violencia provocada por el crimen organizado ha tenido un impacto profundo en prácticamente todas las áreas de la vida cotidiana, desde el comercio hasta la agricultura.
Por otro lado, la obra permite abordar temas de interés común partiendo del cultivo desmedido de aguacate y la implementación de sistemas de agricultura industrial y extensiva que han ocasionado una crisis climática en Michoacán. Si antes llovía buena parte del año y las temperaturas eran más bien frías, ahora el paisaje que rodea la ciudad de Morelia es casi semidesértico. Poco a poco, las cactáceas y las yucas ganan terreno, y los bosques de pino y encino cada vez se vuelven más escasos. De manera calculada y articulada por Estados Unidos y las políticas económicas neoliberales, el fenómeno del aguacate se ha convertido en una especie de neocolonialismo en donde es evidente la influencia que ha tenido en México y en América Latina, un intervencionismo que altera el paisaje y el tejido social de los países cuyos recursos desea.
Es por eso que algunas obras están elaboradas con remanentes de materiales orgánicos extraídos de los lugares en conflicto, mantas teñidas con el hueso de aguacate, dibujos hechos con lodo o con la pulpa o el carbón de madera de aguacate, en busca de explorar las posibilidades que el fruto ofrece.
Así, este cuerpo de obra es una exploración del paisaje como género y se pregunta por lo que es merecedor de ser pintado. Casi todo son estudios, intentos por comprender el mundo que habitamos, voltear la mirada hacia la violencia provocada por el crimen organizado y la guerra contra el narco, mostrar narcomantas, bosques incendiándose y melancólicos parajes desérticos. Un acercamiento naif, lleno de color y con un cierto sentido del humor para tratar temas tan espinosos. Todo esto reafirma la potencia política de pintar paisajes.
marco lópez valenzuela
Selma Guisande, curaduría