Un tiempo en la tierra es la huella de un conjunto de acciones que se adentran en el fango / procesos en donde las manos y los pies amasan y recolectan el barro // corteza y lirios secos que encienden el fuego de una quema primitiva / olfato que se despierta // transcursos que exploran y reconstruyen los afectos a partir de los territorios que nos circundan / el del cuerpo / el de la memoria / el del espacio compartido / el de la palabra / el ritual / los materiales y las formas //

 

Si bien la obra de Ana Gómez y Federico Jordán tienen búsquedas diferentes, en esta colaboración ahondan en un diálogo fluido a partir de la cerámica, el dibujo y la creación de figurillas, platos y vasijas. Dentro de la estancia de producción que Federico hizo en el taller de cerámica de Ana una de las propuestas que surgieron al hacer las piezas fue crear una arqueología inversa, enterrar las obras producidas dejándolas por un ciclo determinado bajo tierra para después observar cómo ocurre el tiempo en ellas. 

A partir de estas reflexiones crearon quemas espontáneas con materiales recolectados y pintaron las cerámicas con barros de San Miguel de Allende, con sal, tizne y otros materiales endémicos; es por eso que las obras se perciben como un ida y vuelta de la tierra a la tierra; recorrer, desenterrar, elaborar topografías, escarbar, amasar, quemar, dibujar, restaurar, volver a quemar y tornar al lugar de origen.

Sobre la base de una continua y rica interlocución con los artistas y la galería, la muestra retoma elementos de la museografía arqueológica creando dispositivos de mediación como lo pueden ser nomenclaturas taxonómicas, enterramientos y registro de los procesos a partir de fotografías y video.

 

Tiempo / en sentido contrario / que se desacelera // lúdico //

Tierra / que se aferra a su horizontalidad frente a cualquier intento de progreso //

 

Selma Guisande

Curaduría